La nación del Norte de África le presume al mundo una ciudad tan curiosa como bella: Chauen (o Chefchaouen), cuyo barrio histórico está pintado de forma casi integra en un vivo tono azul, lo que la hace resaltar más, al encontrarse edificada en pleno desierto.
Pero la elección de este color no fue cuestión de azar por parte de sus habitantes.
Raíces multiculturales
Aunque Marruecos es un país mayormente musulmán, Chauen ofrece un crisol de culturas y credos. Miles de refugiados judíos llegaron a esta ciudad, huyendo del clima xenófobo que reinaba en Europa en 1930. Su llegada significó un enorme aporte cultural y social para la entonces pequeña aldea.
Las razones del color
En un país extraño y donde eran minoría, los judíos encontraron en el color una forma de conservar y exponer su identidad. Es por eso que decidieron pintar en color azul celeste el barrio donde eran mayoría.
Para ellos, ese azul, como el cielo, representaba algo que habían perdido en Europa: La libertad.
Un poco de magia
Con el paso de los años, se formaron varias leyendas sobre las razones por las que se eligió este color. Por ejemplo, hoy muchos piensan que se hizo porque el azul aleja a los mosquitos de las casas (según ellos no les gusta el agua). Otros piensan que también sirve para atraer la buena suerte.
Belleza arquitectónica
Las casas, edificios y plazas en Chauen es un ejemplo de todas las culturas que dominaron en el pasado el territorio que hoy es Marruecos: Desde el Imperio Romano, pasando por los aportes y legados de los bereberes, los reinos hispánicos, árabes, persas, franceses y judíos.
Cruce de caminos
Si algún día quieres conocer Chauen, es bueno que sepas que aunque es una ciudad pequeña, está cerca de otros centros urbanos que si son de gran tamaño: Ceuta, Fez y Tánger.
El trazado de sus calles es sinuoso, con largas y escarpadas subidas. Los mejores meses para visitar este destino son de mayo a octubre, pues en invierno es bastante frío.
Mucho por ver
Entre las atracciones principales con las que cuenta la ciudad se cuenta la Plaza Uta el-Hammam, donde encontrarás también la Gran Mezquita y la Alcazaba. En esta zona de concentran los restaurantes y principales mercados (llamados “zocos”).
El constructor
Fue el emir Mulay Alí ben Rachid quien ordenó la construcción de la ciudad en 1471. Fue habitado en un principio por árabes exiliados de al-Ándalus, que recién habían sido expulsados de España. Durante varios siglos, una variante del castellano antiguo fue el idioma de la ciudad.
La llegada
El aeropuerto más cercano es el de Tánger (120 kilómetros de la ciudad). Desde esa ciudad puedes viajar en autobús, un viaje que dura 2 horas y media, aunque si tienes un tour, puedes hacerlo con mayor comodidad.
Pero la elección de este color no fue cuestión de azar por parte de sus habitantes.
Raíces multiculturales
Aunque Marruecos es un país mayormente musulmán, Chauen ofrece un crisol de culturas y credos. Miles de refugiados judíos llegaron a esta ciudad, huyendo del clima xenófobo que reinaba en Europa en 1930. Su llegada significó un enorme aporte cultural y social para la entonces pequeña aldea.
Las razones del color
En un país extraño y donde eran minoría, los judíos encontraron en el color una forma de conservar y exponer su identidad. Es por eso que decidieron pintar en color azul celeste el barrio donde eran mayoría.
Para ellos, ese azul, como el cielo, representaba algo que habían perdido en Europa: La libertad.
Un poco de magia
Con el paso de los años, se formaron varias leyendas sobre las razones por las que se eligió este color. Por ejemplo, hoy muchos piensan que se hizo porque el azul aleja a los mosquitos de las casas (según ellos no les gusta el agua). Otros piensan que también sirve para atraer la buena suerte.
Belleza arquitectónica
Las casas, edificios y plazas en Chauen es un ejemplo de todas las culturas que dominaron en el pasado el territorio que hoy es Marruecos: Desde el Imperio Romano, pasando por los aportes y legados de los bereberes, los reinos hispánicos, árabes, persas, franceses y judíos.
Cruce de caminos
Si algún día quieres conocer Chauen, es bueno que sepas que aunque es una ciudad pequeña, está cerca de otros centros urbanos que si son de gran tamaño: Ceuta, Fez y Tánger.
El trazado de sus calles es sinuoso, con largas y escarpadas subidas. Los mejores meses para visitar este destino son de mayo a octubre, pues en invierno es bastante frío.
Mucho por ver
Entre las atracciones principales con las que cuenta la ciudad se cuenta la Plaza Uta el-Hammam, donde encontrarás también la Gran Mezquita y la Alcazaba. En esta zona de concentran los restaurantes y principales mercados (llamados “zocos”).
El constructor
Fue el emir Mulay Alí ben Rachid quien ordenó la construcción de la ciudad en 1471. Fue habitado en un principio por árabes exiliados de al-Ándalus, que recién habían sido expulsados de España. Durante varios siglos, una variante del castellano antiguo fue el idioma de la ciudad.
La llegada
El aeropuerto más cercano es el de Tánger (120 kilómetros de la ciudad). Desde esa ciudad puedes viajar en autobús, un viaje que dura 2 horas y media, aunque si tienes un tour, puedes hacerlo con mayor comodidad.
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