Hora de viajar a una nación de enorme encanto, naturaleza exuberante y sabores intensos. Un lugar con gente que enamora y te recordará que Costa Rica es… ¡pura vida!
Comencemos por la capital
Metrópoli vibrante y con alma colonial, San José enamora la vista del viajero que se deje sorprender cuando recorre su Centro Histórico.
Comienza en la Plaza de la Cultura y a pie podremos explorar rincones fascinantes como el Teatro Nacional, el Edificio de Correos y Telégrafos y el Museo de Oro Precolombino y Numismática. ¡Chuladas todos ellos!
Si buscas comprar artesanías, dale una caminada a la Avenida Central, donde encontrarás ese recuerdito para llevar a casa.
Sol y arena en Guanacaste
Una de las regiones más populares de la nación tica, Guanacaste es lo que suela todo aventurero que le guste la playita.
Si andas por aquí, visita la Playa Hermosa y Ocotal, ambas con arenas volcánicas que hacen un contraste hermoso con el azul del mar. Otra opción es ir a Playa Conchal, que como su nombre indica, en su playa hay millones de conchitas. Recuerda que si la visitas, ¡No debes llevártelas! Son parte del ecosistema y son necesarias para mantenerla tan bonita como la puedes ver hoy.
Puntarenas, verde que te quiero verde
Si buscas turismo ecológico, entonces Puntarenas es EL lugar, así, en mayúsculas. Un básico es la Reserva Biológica de Carara, que combina bosques y manglares. Recomendación viajera: Ve con un guía para descubrir a fondo todos los encantos que ofrece. Si andas por estas zonas, no olvides disfrutar de un suculento cevichito.
El sabor
La cocina de Costa Rica se apoya en buena medida en frijoles, arroz y pollo, aunque con una variedad y sazón que permiten probar sus manjares y siempre sorprenderse. Un indispensable en toda mesa costarricense es el “Gallo Pinto”, un platillo que lleva frijoles, arroz, huevos revueltos y carne picada, así como plátano frito. Es muy tradicional para el desayuno, aunque se sirve todo el día.
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