Praga, amor a primera vista


“Vista una vez, no podrás olvidarla ni dejar de añorarla”.

Esa frase me la dijeron hace cinco años, la primera ocasión que visité Praga. Pensaba entonces que era un poco pretenciosa, pero con el tiempo, con la vida transitando, veo que eran ciertas.
Hay un encanto invisible e innegable en la capital de República Checa. Por un lado la fastuosa arquitectura de su Centro Histórico, que te sumerge en un ambiente calcado de los cuentos de hadas.
Pero está esa otra Praga, la fiestera, la de la buena comida y siempre en movimiento. Un destino que fascina pero que no conoce el silencio. Una metrópoli que vista una vez se permite ser olvidada y deja una huella imborrable en nuestra mente. Nuestros sueños.
Praga tiene un sinfín de experiencias, pero te comparto algunas que no pueden faltar en el itinerario de ningún viajero.


Goza del arte urbano
Praga es un dulce para los ojos curiosos, con obras monumentales e históricas y otras de reciente cuño que se han vuelto muy populares. No haya visita completa sin un buen recorrido por la Plaza de la Ciudad Vieja, una de las más bonitas del mundo.
Con tan sólo mover tus ojos, podrás observar desde su corazón la Iglesia de Nuestra Señora de Týn, la Torre de la Pólvora, la Iglesia de San Nicolás, la estatua dedicada a Jan Hus y el Reloj Astronómico, cuyo mecanismo se activa cada hora y convoca a enjambres de turistas.


El Puente de Carlos
Otro infaltable en el itinerario es este puente que atraviesa el Río Moldava y conecta las dos partes históricas de Praga; Ciudad Vieja (donde vivía el pueblo llano) con la Ciudad Pequeña (morada de la realeza).
Este puente de piedra mide 500 metros y está flanqueado por 30 estatuas, donde destaca la dedicada a San Juan Nepomuceno, patrono de Bohemia y ubicada justo en el punto donde fue lanzado al río por órdenes del rey (debido a que no rompió el secreto de confesión, toda una historia).
Vale la pena visitarlo lo más temprano posible, porque suele estar lleno de turistas y vendedores ambulantes conforme avanza la jornada, lo que hace difícil recorrerlo y más sin esquivar a una multitud de paseantes.

Castillo de Praga
Más que un castillo, es toda una ciudadela donde se asientan varias edificaciones, cada una de arquitectura espectacular, aunque suele ser la Catedral de San Vito la que se lleva mayor reconocimiento.
El castillo cuenta con áreas comunes que son gratuitas, pero toma en cuenta que entrar a varios de sus edificios (Catedral, Palacio Real, Convento de San Jorge o sus torres) sí tiene un precio.
Si te preguntas sobre la valía de pagar la entrada, al menos la Catedral es un infaltable, y en las taquillas del castillo puede adquirir entradas para atracciones acorde a tu presupuesto.


Detrás de las obras de David Cerny
David Cerny es uno de los artistas y escultores checos más polémicos y afamados de la actualidad. Amado por quien busca propuestas atrevidas, sus detractores no pudieron evitar que sus obras se vuelvan referencia de Praga.
El mejor ejemplo es su afamada “Cabeza giratoria de Kafla”, un busto del afamado escritor hecho con planchas giratorias de metal que se deforman y acomodan ante la vista de los paseantes. La cabeza está al exterior de la Plaza comercial Quadrio, en el barrio de Ciudad Nueva. Otras obras de Cerny son su monumental “San Venceslao” en Galería Lucerna, “Los bebés gigantes” en el parque Kampa y los “Hombres haciendo pipí”, justo al exterior de la Casa Museo de Franz Kafka.

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