La ciudad de las fresas



Todas las ciudades tienen algo que las identifica, pero pocas presumen y se sienten tan orgullosas de su símbolo principal como Irapuato, que exhibe de todas las formas posibles ser la capital mundial de la fresa. Pero ojo, porque si bien es cierto que aquí vas a probar las mejores de todo el país, también te espera mucho, pero mucho por descubrir.
Lo primero que tienes que saber de Irapuato es que al encontrarse en el Bajío, su clima tiende a ser caluroso y seco en verano, mientras que sus inviernos calan “sabroso” por las mañanas y madrugadas.
Si paseas por el Centro de la ciudad, vas a poder conocer un poco de su historia, cuyas raíces purépechas, chichimecas y españolas se dejan sentir en la catedral, las parroquias y templos del primer cuadro.
La catedral de Irapuato, cuyo campanario forma parte de la silueta que ofrece los visitantes a la ciudad, es uno de los puntos más concurridos por las mañanas. La edificación religiosa mira directamente a la Plaza Miguel Hidalgo, en la que se instaló un espectacular sistema de fuentes y luces, la llamada Fuente de aguas danzarinas, espacio convertido en uno de los preferidos por las familias de la ciudad para disfrutar por las noches de los puestos de antojitos que allí se ofrecen.
Por cierto, la plaza se llama así porque fue aquí que el Padre de la Patria pasó revista a sus tropas antes de partir con el ejército insurgente a la Alhóndiga de las Granaditas. Muy cerca se encuentra el imponente Mural de los Orígenes, que expone de forma magnífica las raíces que tiene la ciudad.
A una cuadra de la catedral te encuentras con el mercado municipal de Irapuato, y si conoces la cocina del Bajío, sabrás que los manjares que te puedes encontrar aquí son exquisitos. Las recomendaciones: Quesadillas, tacos al pastor o una torta, con ese sabor tan irapuatense.



El Sol naciente
Para los que visitan la ciudad por primera vez, les va a resultar curioso que los letreros con información turística estén escritos en español, inglés y... japonés. Y es que la comunidad nipona en el Estado de Guanajuato, y especialmente en Irapuato, se ha incrementado de forma espectacular en años recientes, por lo que es cada vez más común a personas originarias de ese país paseando por sus calles.
Muchos de ellos no se encuentran de visita, sino que viven en esta entidad de la República ¿La razón? Las armadoras automotrices y empresas asiáticas que han llegado y se han instalado en el corredor industrial Irapuato-Salamanca, uno de los más desarrollados en todo el país, donde también se ha desarrollado históricamente la industria petrolera nacional.
Aunque es una urbe en pleno crecimiento, Irapuato ya puede presumir la construcción de plazas cada vez más grandes y ambiciosas, auténticos magnetos de turistas. Entre las más importantes se cuentan Plaza Cibeles, Centro Cuatro Vías, Plaza Murano, Plaza Fiesta y Plaza Delta.


El platillo principal
Los autobuses de Irapuato tienen unan fresa calcada en sus chasis. Por aquí y por allá aparecen calcomanías con esta fruta. Los folletos turísticos te van a sugerir que tomes tours para conocer magnas haciendas y granjas donde se siembra este alimento, además de que abundan las tiendas donde las venden congeladas, con crema de leche, chile, azúcar o chocolate. Ya lo habrás notado: La fresa es la fruta (o frutilla) sobre la que gira buena parte de la vida turística de Irapuato, y es imposible visitar la ciudad sin caer a la tentación de probarla.
La tienda más popular de la ciudad para comprar fresas y mercancía relacionada con esta fruta (camisas, calcas, tazas, posters, peluches, cuadros, artesanías y un largo etcétera) es La Cristalita (Matamoros Sur 42).
Establecida en 1965, aquí puedes comprar un rico plato de fresas frescas o cristalizadas. O puedes curiosear en sus estantes, donde te vas a encontrar mermelada (deliciosa y en distintos tamaños), en jamoncillo, ate de fresa y un largo etcétera. Y sí, aceptan tarjeta.
Rendido por el largo paseo de la ciudad, se vale terminar el día en la Plaza Miguel Hidalgo. Yo lo hice disfrutando el espectáculo de Fuentes Danzarinas y con mis fresas cristalizadas con chocolate. En ese momento un vendedor (de fresas, claro), se me acercó y me dijo una frase entre leyenda y profecía sobre la ciudad:
Dice una leyenda que quien llega a Irapuato y se duerme en la ciudad una noche, queda unido a ella. Y volverá, en algún punto de vida, pues ese lazo no se puede romper”.

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