Yucatán y su sendero de sabores

El Catrín.

A veces los viajes no solamente nos dejan recuerdos y palabras. Existen esas travesías que también nos siembran aromas, sabores y sonrisas, aquellos rincones del mundo (contados a fuerza de ser honesto), donde todos nuestros sentidos son mimados al máximo. Y uno de ellos es Yucatán.
Describir Yucatán solamente con la fuerza de la palabra escrita es imposible. Lo es porque nos encontramos en un territorio que se palpa, se aspira y se mastica. Con su cocina ancestral y prehispánica. Con sus recetas tradicionales y modernas. Donde lo picante, dulce, ácido y salado conviven en un suave y hermoso equilibrio.
Esta vez nos aventuramos por los sabores de Yucatán. Por su rostro más solemne pero también el divertido. Aquí hay opciones para el romance, la fiesta y también la familia. Es momento de entrar en su sendero de sabores.

Micaela, Mar y Leña.

Ronda de manjares

Mérida cuenta con una amplia y suculenta baraja de restaurantes para seducir el paladar del turista, aunque en años recientes ha impulsado la creación de al menos tres corredores gastronómicos que aglutinan conceptos de diversos tipos.
Estos circuitos se encuentran en la Calle 55, Calle 47 y Paseo Montejo (las dos últimas conectadas). Si bien en todo momento encontrarás algo qué comer y mucho por ver, vale la pena disfrutarlos por la noche, cuando el clima refresca y la iluminación de la ciudad engalana las bellas fachadas de estas zonas de la “Ciudad Blanca”.
¿Sugerencia? Comienza por la Calle 47, que está renovada, con una acera más ancha y brinda buenos restaurantes para hincar el diente. Algunas opciones para visitar son:
► Micaela, Mar y Leña: Su cocina de mar con toque ahumados y a la leña es fabulosa. La decoración del interior expone la conmovedora historia de Micaela (pide que te la cuenten). Prueba su molotito, los mariscos y remata con un coctel coqueta. Más en su web.
► Ánima: Gastronomía de madera y fuego, desde la entrada quedarás cautivado con su encendida decoración. El patio interior se presta a la charla prolongada y la buena degustación. Prueba su Pulled Pork Taco con jalapeño, es una gloria. ¿De beber? Date un mezcal espadín de la casa. Su concepto en internet está aquí.
► El Catrín: Para los amantes del bailongo, el ambiente guapachoso y el siquisirí. Prueba el sope de pork belly con chile xcatic. Para beber un Malix (coctel con base de mezcal, jugo de piña y licor de naranja agria). Explora su terraza jardín y deja que la música te lleve a la pachanga. Su página es esta.
El Lucero.

► 130 Grados Steakhouse
: Espacio sofisticado, para la cena romántica o cerrar un buen negocio. Su croqueta tartar 130 es notable y deliciosa. De beber pide su Diamante Negro, tan sabroso como misterioso. Su web es www.130grados.mx.
► El Lucero: ¿Saliste con ganas de cantar? Por las noches la verbena se arma en el lucero, donde con música en vivo los fines de semana podrás entonar a todo pulmón los éxitos inmortales de Emmanuel, Timbiriche y Maná. La carta es amplia, pero para abrir el apetito, pide unas empanadas de chaya con queso bola. De beber un coctel de ritual maya o una cerveza bien fría. En Facebook su cuenta es esta.
► Te extraño, extraño: Café coqueto, cocina de altura y ambiente artístico. Un espacio gastronómico para celebrar la vida y aflojar el cinturón. Pide una brocheta de pollo al curry, un bocado de castacán o un mini queso brie hojaldrado. El coctel de mezcal con jamaica y fresa es el remate perfecto. En Facebook aquí lo encuentras.

Un premio a la aventura
Una calle basta para mostrar lo mucho que tiene Mérida por ofrecerle al paladar y no se diga la infinidad de platillos que Yucatán coloca en la mesa.
Como quedó demostrado hace un par de semanas con el Festival Sabores de Yucatán, esta Entidad supo convertirse en una influencia para los chefs del mundo pero también abrirse a nuevas opciones gastronómicas.
Yucatán nos muestra que a veces los viajes no solamente nos dejan recuerdos y palabras. Existen esas travesías que también nos siembran aromas, sabores y sonrisas. Esos que comienzan que terminan con el hambre saciada y no se olvidan jamás.

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