Vencedora de las arenas del desierto, Al-Ula cautiva por la inmensa historia que guarda, pero también por lo poco que conocemos sobre ella. Enclavada al Norte de Arabia Saudita, designada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, quienes han caminado por ella lo hacen por los mismos senderos que desde hace miles de años han recorrido reyes, viajeros, conquistadores, ejércitos, comerciantes, poetas y aventureros.
Rodeada de arena, pero con un Oasis. Tranquila y silenciosa pero también ideal para practicar deportes extremos. Novedosa para muchos ojos pero vieja conocida en la historia humana. Con solo observar sus imágenes enamora, pero se requerirían millones de palabras para describirla. Al-Ula, la que venció al tiempo y al olvido, la del nombre musical, es uno de esos destinos que al ser descubierto por las mentes curiosas ofrece infinitas recompensas, ¿qué te parece si vamos a explorarla?
La mítica ciudad
Se estima que Al-Ula se fundó en el siglo VI a.C., en un oasis en el corazón del desierto, perfecto para ser parte de la “Ruta del Incienso” que conectaba Arabia, India y Egipto.
La ciudad fue objeto de deseo de muchos pueblos, como los Lihyan (quienes la fundaron), babilonios, nabateos, romanos y otomanos. Para darnos cuenta de su antigüedad, aparece incluso mencionada en la Biblia, con el nombre del reino de “Dedan”. La vieja ciudad de Al-Ula hoy está abandonada, pero no hay que caminar mucho para encontrarla, pues a un lado, los saudíes modernos construyeron la nueva Al-Ula, dejando intacta la original.
La huella nabatea
Los nabateos dejaron para la posteridad diversas construcciones, que han cautivado a arqueólogos y turistas. Muchos reconocerán su maestría artística en la mítica Petra, pero a 22 kilómetros de Al-Ula dejaron otros testimonios igual de impresionantes y hasta ahora mucho menos visitados: Las tumbas de Hegra.
Hegra y Petra de hecho formaban parte de la “Ruta del Incienso”, misma que siguió siendo un paso de caravanas hasta el siglo XX, cuando se construyó el ferrocarril.
La ciudad de piedra cuenta con cientos de tumbas talladas en la roca, con una belleza que a miles de años de su realización sigue asombrando a quienes llegan a sus pies, especialmente aquellas que son monumentales. El inclemente desierto ha respetado a la mayoría en buen estado.
Un elefante en el desierto
A 11 kilómetros al noroeste de Al-Ula se encuentra un curioso fenómeno geomorfológico que ya se ha hecho famoso gracias a Instagram: La roca del elefante, conocida en lengua árabe como “Jabal Al Fil”. Destaca, además de su curiosa figura similar a un elefante marchando entre el desierto, por su enorme tamaño (52 metros). Es un buen ejemplo de cómo la naturaleza toma sus cinceles (agua y viento) y logra hacer obras maestras.
No es el único. Los alrededores de Al-Ula tienen cientos de formaciones rocosas en sus alrededores, cada una con una forma en particular, por lo que cada mente verá algo distinto en ellas.
Por ejemplo, en Jabal Al Rukkab, en el Valle de Raggasat, tiene una red de cañones, y laberinto de valles naturaleza coronado por tres formaciones de roca en forma de espiral, altísimas que han obtenido el nombre de “las rocas danzantes”. Al Oeste de Al-Ula está la montaña Harrat, con columnas de basalto ígneo, testimonio de la actividad volcánica que alguna vez hubo por aquí.
Toma nota
Arabia Saudita es un país con una alta tasa de seguridad, y la región donde se encuentra Al-Ula permite salir a toda hora sin preocupaciones.
Recuerda que se rige por la ley islámica, y existen algunas restricciones. Si bien esta zona turística ofrece un ambiente relajado, es importante que tomes en cuenta algunos detalles, como el hecho de que están prohibidas las bebidas alcohólicas.
Visita la página del Guía del Viajero, donde el gobierno mexicano actualiza de forma constante los requisitos y sugerencias para visitar esta nación.
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